jueves, 12 de marzo de 2015

Por la mañana



Todas las mañanas, George toma el primer tren del día a Birmingham. Conoce los horarios de memoria, y los ama. Wyrley y Churchbridge 7.39. Bloxwich 7.48. Birchills 7.53. Birmingham New Street 8.35. Ya no siente la necesidad de esconderse detrás de un periódico; de hecho, de vez en cuando sospecha que algunos de los pasajeros saben que es el autor deLegislación ferroviaria para «el viajero de tren» (237 ejemplares vendidos). Saluda a los revisores y a los jefes de estación y ellos le devuelven el saludo. Tiene un bigote respetable, un maletín, una leontina modesta, y ha complementado su bombín con un sombrero de paja para el verano. También tiene un paraguas. Está bastante orgulloso de esta última pertenencia y muchas veces la lleva lleva, desafiando al barómetro.
Arthur y George, Julian Barnes
(Anagrama, 2005) 

La mañana es, probablemente, el momento del día en el que más rutinas desarrollamos. Levantarnos a determinada hora, ducharnos, desayunar, hacer algo de ejercicio, meditar... Cada persona tiene las suyas propias, pero nos reconocemos en las nuestras y el día que por algún motivo no podemos llevarlas a cabo empezamos el día "con el pie izquierdo".

A mi por las mañanas, entre otras cosas, me gusta desayunar con calma leyendo un libro. Y no me gusta que me hablen mientras estoy relajadamente sentada en la mesa de la cocina con mi taza de té (ahora que no tolero la leche; antes era un café con leche) y mis tostadas -con o sin jamón, depende de lo provista que esté la nevera-. No es el contenido del desayuno lo que me marca la pauta de la mañana, del día, sino ese momento de relax y aislamiento, de estar conmigo misma y los personajes del libro que en cada ocasión toque...



Morning has broken, Cat Stevens

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