martes, 3 de febrero de 2015

Selfie invernal




Montse

Porque sería un verdadero placer examinar el retrato. Podría así penetrar hasta en los repliegues más secretos de su alma. El retrato se convertiría en el más mágico de los espejos. De la misma manera que le había descubierto su cuerpo, también le revelaría el alma. Y cuando a ese alma le llegara el invierno, él permanecería aún en donde la primavera tiembla, a punto de convertirse en verano. Cuando la sangre desapareciera de su rostro, para dejar una pálida máscara de yeso con ojos de plomo, él conservaría el atractivo de la adolescencia. Ni un átomo de su belleza se marchitaría nunca. Jamás se debilitaría el ritmo de su vida. Como los dioses de los griegos, sería siempre fuerte, veloz y alegre. ¿Qué importaba lo que le sucediera a la imagen coloreada del lienzo? Él estaría a salvo. Eso era lo único que importaba.
Volvió a colocar el biombo en su posición anterior, delante del retrato, sonriendo al hacerlo, y entró en el dormitorio, donde ya le esperaba su ayuda de cámara. Una hora después se encontraba en la ópera, y lord Henry se inclinaba sobre su silla.
El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde
(Alianza editorial, 2010)

¿Es la cara el espejo del alma? Siempre me ha fascinado El retrato de Dorian Gray, en la que el protagonista mantiene siempre una imagen angelical, joven, inocente, mientras que su retrato refleja no sólo el paso de los años, sino su depravación creciente, sus vicios, sus crueldades. Una novela previa al concepto de sombra descrito por Carl Jung, pero que habla de este arquetipo de una forma fascinante.

La diferencia entre Dorian Gray y el resto de nosotros, es que él contaba con el cuadro para ver su sombra... y se recreaba en ella. ¿Y nosotros? hacernos conscientes de nuestra sombra es un proceso complejo y doloroso. En primer lugar, porque no es fácil acceder a esa parte de nosotros que -por definición- está oculta (aunque sea la base de nuestros comportamientos, juicios, actitudes...) y, en segundo lugar, porque en este mundo desquiciado en el que vivimos, nuestra sombra nos asusta porque nos hace ver cómo somos a nivel instintivo, sin el matiz de la educación o de la civilización... y no siempre es agradable, aunque sí sano.

Para conocerse a uno mismo, para crecer como personas, en algún momento debemos enfrentarnos a nuestra sombra, a aquello que no nos gusta de nosotros... pero que forma parte de nuestro ser por completo y de manera indisoluble. Asumir e integrar esa parte más instintiva e irracional, nos permite reconocerla en nuestras reacciones y trascenderla cuando sea necesario; o utilizarla en nuestro provecho cuando nos venga bien... porque a veces es saludable ser "algo salvajes"

En este proceso de autodescubrimiento y crecimiento personal he tenido momentos difíciles (los sigo teniendo), momentos de revelación, de resistencia, de bloqueo, de negación, de superación, de plenitud, de reconocimiento, de lucha, de aceptación, de vanidad, de superioridad, de no entender nada, de creer que ya había llegado, de perdón, de culpa... Y de ninguno de ellos me arrepiento. Son experiencias e hitos en mi camino, en el que estoy y en el que sigo aprendiendo y dando gracias porque, en este camino, voy encontrando gente fantástica que me acompañan y me enseñan, incluso cosas que no querría aprender...

Este último fin de semana he estado en Madrid (donde tomé la foto) en un taller en el que he aprendido mucho sobre mi. Hace años descubrí el Eneagrama por casualidad y se ha convertido, para mi, en una poderosa herramienta de autoconocimiento y crecimiento personal... no siempre fácil ¿pero qué reto lo es?  

Para concluir la entrada de esta semana, una canción de Rosana, cantante que siempre transmite una gran positividad y alegría, aunque -es mi impresión- conociendo la parte oscura de la vida y de sí misma.

Rosana, Sin miedo (Lunas rotas, 1996) 
 

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