lunes, 16 de febrero de 2015

Amor






Montse

-No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. 

Y las rosas se sintieron bien molestas. 

-Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.  
El principito, Antoine De Saint-Exupéry
(Alianza Editorial)

Hace pocos días fue 14 de febrero y parece que es el día en el que hay que celebrar el amor, un día específico para los enamorados que intercambian regalos, detalles y muestras de cariño... ¿Un sólo día para el amor? ¿una sola forma de manifestar el amor?

Afortunadamente, por encima de campañas comerciales, de tradiciones más o menos recientes (y, en nuestro país, importada por unos grandes almacenes), de películas románticas y de novelas rosas, el amor es mucho más grande y está presente en nuestras vidas de muchas más maneras que el amor romántico...

Y quizá esa estereotipación del amor romántico que se asocia al día de los enamorados o a las películas y novelas románticas, sea el menos amoroso de todos los amores posibles. Un amor que exige -el romántico "de príncipes azules y princesas a la espera de ser salvadas"- entrega total, abandono de sí mismo para centrarse en las necesidades de la otra persona (que, supuestamente, también se abandona y se entrega en la misma medida, por lo que hay mutua recompensa), olvido del mundo que rodea a la pareja, absoluta compenetración -en los gustos, en las ideas, en los planes, en las aficiones, en el sexo, en las amistades...-. ¿Es agotador, no? E irreal

Este amor es entrega total. Pero si uno se da por completo llega un momento en el que ya no tiene nada que dar, ni siquiera amor.

Este amor exige estar atento a las necesidades de la persona amada, por encima de las demás cosas. Mas si nos olvidamos de las nuestras, perdemos las energías para poder seguir nutriendo la relación.

Este amor nos separa de los demás, de quienes no comparten nuestra relación amorosa. Lo que nos limita en nuestra capacidad de amar, de ampliar nuestras relaciones, de conocer, vivir y experimentar otras formas de amor

Este amor se basa en la compenetración absoluta, en compartir todas las cosas. Pero si no tenemos nuestro propio espacio personal, nuestras aficiones y gustos, nuestros amigos ¿no acabamos asfixiándonos o aburriéndonos con tanta igualdad?

Por contra, el amor no es sólo querer a nuestra pareja (esta falsa idea sólo genera frustración en quien no tiene pareja, pues puede llegar a considerar su vida carente de amor...). 

El amor es amarnos, respetarnos, cuidarnos y protegernos a nosotros mismos. 

El amor es aceptación incondicional -tan difícil de lograr-, atención, cuidado, respeto, afecto hacia las personas que amamos y nos aman, sea cual sea la relación que tengamos con ellas.

El amor es entender que podemos amar sin ser correspondidos, que el amor es generosidad en el trato, amabilidad en nuestras relaciones, delicadeza en nuestro contacto cotidiano con los demás.

El amor está en nosotros. Para encontrarlo, sólo debemos mirar dentro de nosotros y abrir nuestro corazón.         

Y para terminar, All You need is love, de The Beatles, en la versión de Playing for Change ¿Qué mejor mensaje, si hablamos del amor?


 

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