lunes, 23 de febrero de 2015

Carnaval






Montse
La comparsa seguía junto al malecón. La rodeaban dos o tres filas de máscaras, chiquillos, mujeres: caretas de cartón, narigudas o chatas, lúbricas, diabólicas o bobaliconas. Los hombres escuchaban algo más lejos. Clara se abrió paso hasta quedar en la segunda fila. 

Los de la comparsa se habían puesto en corro. Uno, en el medio, aguantaba una especie de estandarte donde estaban pintadas las escenas de una historia. Otro, director del cotarro, las señalaba con un puntero, conforme cantaban. Iban vestidos de pantalones blancos, chaqués cortos y chisteras de cartón acharolado; en vez de antifaces llevaban narices y bigotes postizos: narices largas, gruesas, coloradas, y grandes bigotes rectos o caídos.

Donde da la vuelta el aire (Los gozos y las sombras 2), Gonzalo Torrente Ballester 
(Biblioteca El Mundo, 2001) 

¿Me gusta el carnaval? la realidad es que no. De pequeña sí, por supuesto; me encantaba disfrazarme (¿a qué niño no le gusta?). Y luego en la adolescencia por lo que significaba poder salir hasta tarde, beber (sí, sé que no se puede... pero a los 14, a los 15, a los 16 no es fácil resistirse a esas tentaciones), bailar, divertirse en un ambiente en el que todo el mundo está predispuesto a pasarlo bien. Y luego ya se añadieron los ligues de carnaval, con lo que el disfraz pasó a muy segundo plano...

Es decir, me gustaba todo lo que el carnaval tiene de paréntesis en la vida cotidiana. Disfrutaba de ser otra, de hacer cosas que normalmente no hacía, de las pequeñas transgresiones que nos permiten estas fechas (pequeñas, en mi caso...). Cuando me independicé y ya no era transgresor ni beber, ni ligar, ni salir hasta la hora que quisiera, ni nada... el carnaval dejó de tener sentido para mi.

Siempre me ha asombrado la gente carnavalera que todo el año está pensando en los disfraces; en cuándo va a salir o con quién; que se sabe el programa de actos del carnaval al dedillo; que asiste a los concursos de murgas, comparsas, de elección de la reina... Que viven el carnaval como una parte más de sus vidas todo el año.

Para mi, ahora, el carnaval es esa semana del año en la que la ciudad se llena de gente, las calles apestan a orines o a zotal -según la hora a la que pases-, la música atrona a todas horas y se cierran las calles principales al tráfico, con la incomodidad que eso supone para quienes conducimos. Me temo que me estoy haciendo mayor...

De todas formas, salir estos carnavales a hacer la foto para esta entrada, en cierto modo me ha reconectado con la alegría y el disfrute sano del carnaval. La música, el color, las lentejuelas, trasnmiten alegría de vivir.

Y para terminar creo que no hay mejor canción que esta de la gran Celia Cruz, La vida es un carnaval (1988). No, no hay que llorar, que la vida es un carnaval...


lunes, 16 de febrero de 2015

Amor






Montse

-No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. 

Y las rosas se sintieron bien molestas. 

-Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.  
El principito, Antoine De Saint-Exupéry
(Alianza Editorial)

Hace pocos días fue 14 de febrero y parece que es el día en el que hay que celebrar el amor, un día específico para los enamorados que intercambian regalos, detalles y muestras de cariño... ¿Un sólo día para el amor? ¿una sola forma de manifestar el amor?

Afortunadamente, por encima de campañas comerciales, de tradiciones más o menos recientes (y, en nuestro país, importada por unos grandes almacenes), de películas románticas y de novelas rosas, el amor es mucho más grande y está presente en nuestras vidas de muchas más maneras que el amor romántico...

Y quizá esa estereotipación del amor romántico que se asocia al día de los enamorados o a las películas y novelas románticas, sea el menos amoroso de todos los amores posibles. Un amor que exige -el romántico "de príncipes azules y princesas a la espera de ser salvadas"- entrega total, abandono de sí mismo para centrarse en las necesidades de la otra persona (que, supuestamente, también se abandona y se entrega en la misma medida, por lo que hay mutua recompensa), olvido del mundo que rodea a la pareja, absoluta compenetración -en los gustos, en las ideas, en los planes, en las aficiones, en el sexo, en las amistades...-. ¿Es agotador, no? E irreal

Este amor es entrega total. Pero si uno se da por completo llega un momento en el que ya no tiene nada que dar, ni siquiera amor.

Este amor exige estar atento a las necesidades de la persona amada, por encima de las demás cosas. Mas si nos olvidamos de las nuestras, perdemos las energías para poder seguir nutriendo la relación.

Este amor nos separa de los demás, de quienes no comparten nuestra relación amorosa. Lo que nos limita en nuestra capacidad de amar, de ampliar nuestras relaciones, de conocer, vivir y experimentar otras formas de amor

Este amor se basa en la compenetración absoluta, en compartir todas las cosas. Pero si no tenemos nuestro propio espacio personal, nuestras aficiones y gustos, nuestros amigos ¿no acabamos asfixiándonos o aburriéndonos con tanta igualdad?

Por contra, el amor no es sólo querer a nuestra pareja (esta falsa idea sólo genera frustración en quien no tiene pareja, pues puede llegar a considerar su vida carente de amor...). 

El amor es amarnos, respetarnos, cuidarnos y protegernos a nosotros mismos. 

El amor es aceptación incondicional -tan difícil de lograr-, atención, cuidado, respeto, afecto hacia las personas que amamos y nos aman, sea cual sea la relación que tengamos con ellas.

El amor es entender que podemos amar sin ser correspondidos, que el amor es generosidad en el trato, amabilidad en nuestras relaciones, delicadeza en nuestro contacto cotidiano con los demás.

El amor está en nosotros. Para encontrarlo, sólo debemos mirar dentro de nosotros y abrir nuestro corazón.         

Y para terminar, All You need is love, de The Beatles, en la versión de Playing for Change ¿Qué mejor mensaje, si hablamos del amor?


 

viernes, 13 de febrero de 2015

Arte



Montse

El Rey salió, cargado con las llaves, cuyo tintineo llenaba la penumbra. Atravesó salas y pasillos, abrió con la llave más gorda la puerta más grande, y la cerró por dentro: había entrado en un dédalo de corredores zigzagueantes, interrumpidos por escaleras que subían y escaleras que bajaban. Tuvo que abrir, todavía, otras dos puertas, que también cerró después de haberlas pasado. La habitación prohibida correspondía a una torre. la del norte-este. Estaba a oscuras. Tanteanto, halló una ventana y la abrió. La habitación carecía de muebles, pero de las paredes colgaban cuadros.
 Crónica del rey pasmado, Gonzalo Torrente Ballester 
(Círculo de lectores, 1990)
Para mi, hablar de arte implica hablar de creatividad. Todos somos creativos, aunque cada uno de nosotros lo manifestamos de manera diferente o lo canalizamos por diferentes vías.

Para este año, yo me he comprometido conmigo misma a conectar más con mi creatividad. Con la fotografía, con Polyvore, con el Blog (este y el de moda) y con un reto DIY (Do it yourself; hazlo tú mismo) para realizar proyectos de manualidades, cada mes con un tema diferente y compartirlos en el grupo de Facebook Reto DIY 2015

El caso es que realizando el primer proyecto me he dado cuenta de que no disfruto con las manualidades como yo pensaba que iba a ocurrir. Y no es un problema de expectativas, sino de motivación y prioridades. No me gustan las manualidades y me impliqué en el reto por la diversión, pero está siendo más una presión (por los plazos, fundamentalmente) que una ocasión de disfrutar.

¿Qué aprendo? que la creatividad es una forma de fluir, que no puede ser impuesta, que cada uno de nosotros debe encontrar su manera de conectar con la creatividad, que el campo de la creación es tan amplio y variado como personas hay, o casi, por lo que forzarse a una determinada forma de hacer las cosas, o a un proyecto concreto, o a una idea preconcebida de lo que es creatividad o no, es una forma de encorsetarla; por tanto, es la manera más rápida de matar nuestra creatividad.

No hacer manualidades no me hace menos creativa, si yo no fluyo con ese tipo de actividad. Forzarme a realizar los proyectos previstos me sitúa en el área de la razón, de la imagen social, de las necesidades ajenas, de la desconexión interna... todo lo contrario de lo que pretende este maravilloso proyecto, en el que no voy a participar; pero con el que espero disfrutar viendo los trabajos fantásticos y creativos de las personas que en él siguen.  

El arte, la creatividad, es pasión. Y sólo nos apasionamos por aquello que nos gusta realmente, por lo que nos nutre, por lo que nos satisface. A mi, ahora, me apasionan otras cosas, y con ellas desarrollaré mi creatividad... 

   
La estatua del Jardín Botánico, de Radio Futura (1982) 

martes, 3 de febrero de 2015

Selfie invernal




Montse

Porque sería un verdadero placer examinar el retrato. Podría así penetrar hasta en los repliegues más secretos de su alma. El retrato se convertiría en el más mágico de los espejos. De la misma manera que le había descubierto su cuerpo, también le revelaría el alma. Y cuando a ese alma le llegara el invierno, él permanecería aún en donde la primavera tiembla, a punto de convertirse en verano. Cuando la sangre desapareciera de su rostro, para dejar una pálida máscara de yeso con ojos de plomo, él conservaría el atractivo de la adolescencia. Ni un átomo de su belleza se marchitaría nunca. Jamás se debilitaría el ritmo de su vida. Como los dioses de los griegos, sería siempre fuerte, veloz y alegre. ¿Qué importaba lo que le sucediera a la imagen coloreada del lienzo? Él estaría a salvo. Eso era lo único que importaba.
Volvió a colocar el biombo en su posición anterior, delante del retrato, sonriendo al hacerlo, y entró en el dormitorio, donde ya le esperaba su ayuda de cámara. Una hora después se encontraba en la ópera, y lord Henry se inclinaba sobre su silla.
El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde
(Alianza editorial, 2010)

¿Es la cara el espejo del alma? Siempre me ha fascinado El retrato de Dorian Gray, en la que el protagonista mantiene siempre una imagen angelical, joven, inocente, mientras que su retrato refleja no sólo el paso de los años, sino su depravación creciente, sus vicios, sus crueldades. Una novela previa al concepto de sombra descrito por Carl Jung, pero que habla de este arquetipo de una forma fascinante.

La diferencia entre Dorian Gray y el resto de nosotros, es que él contaba con el cuadro para ver su sombra... y se recreaba en ella. ¿Y nosotros? hacernos conscientes de nuestra sombra es un proceso complejo y doloroso. En primer lugar, porque no es fácil acceder a esa parte de nosotros que -por definición- está oculta (aunque sea la base de nuestros comportamientos, juicios, actitudes...) y, en segundo lugar, porque en este mundo desquiciado en el que vivimos, nuestra sombra nos asusta porque nos hace ver cómo somos a nivel instintivo, sin el matiz de la educación o de la civilización... y no siempre es agradable, aunque sí sano.

Para conocerse a uno mismo, para crecer como personas, en algún momento debemos enfrentarnos a nuestra sombra, a aquello que no nos gusta de nosotros... pero que forma parte de nuestro ser por completo y de manera indisoluble. Asumir e integrar esa parte más instintiva e irracional, nos permite reconocerla en nuestras reacciones y trascenderla cuando sea necesario; o utilizarla en nuestro provecho cuando nos venga bien... porque a veces es saludable ser "algo salvajes"

En este proceso de autodescubrimiento y crecimiento personal he tenido momentos difíciles (los sigo teniendo), momentos de revelación, de resistencia, de bloqueo, de negación, de superación, de plenitud, de reconocimiento, de lucha, de aceptación, de vanidad, de superioridad, de no entender nada, de creer que ya había llegado, de perdón, de culpa... Y de ninguno de ellos me arrepiento. Son experiencias e hitos en mi camino, en el que estoy y en el que sigo aprendiendo y dando gracias porque, en este camino, voy encontrando gente fantástica que me acompañan y me enseñan, incluso cosas que no querría aprender...

Este último fin de semana he estado en Madrid (donde tomé la foto) en un taller en el que he aprendido mucho sobre mi. Hace años descubrí el Eneagrama por casualidad y se ha convertido, para mi, en una poderosa herramienta de autoconocimiento y crecimiento personal... no siempre fácil ¿pero qué reto lo es?  

Para concluir la entrada de esta semana, una canción de Rosana, cantante que siempre transmite una gran positividad y alegría, aunque -es mi impresión- conociendo la parte oscura de la vida y de sí misma.

Rosana, Sin miedo (Lunas rotas, 1996)