viernes, 11 de abril de 2014

Mi perro


Román M.
Hoy he recordado –bueno, lo hago a menudo- pero hoy, además, se me ha hecho un nudo en la garganta, a un compañero fiel, un amigo. Mi perro. Bowie. Le puse ese nombre porque tenía un ojo de cada color, como el cantante. Un hermoso animal de más de 50 kg  que cuando se alzaba sobre sus patas traseras ponía su cabeza a la altura de la mía. Vivió conmigo 12 – 14 años y en ese tiempo, día a día, en los buenos, los no tan buenos, incluso en los malos, se creó una relación que me resulta difícil de explicar. Entre amistad, compañerismo y hermandad en porcentajes que no podría cuantificar.

Toda esta sensiblería viene de ver una película. Una de Richard Gere en la que encuentra a un perro, o el perro lo encuentra a él. No recuerdo el título… bien… pero nada especial, como ya he dicho muy sensiblera.  El resumen es que el perro lo acompaña todos los días a la estación del ferrocarril, porque él (Richard Gere) se va al trabajo. Y todos los días, a la hora del regreso, está allí (el perro), como un clavo, esperándolo.  

Un mal día, él (Richard Gere) muere en el trabajo,  y él (el perro) continúa esperándolo en la estación, un día tras otro. Al principio solo va  a la hora en la que llega el tren, pero ya por último no se mueve de allí, hasta su muerte (la del perro) no se cuantos años después. Al parecer y según cuenta el final de la película es una historia verdadera. No me extraña.

He oído y leído (y quien no) historias parecidas; yo, incluso, he vivido alguna de primera mano. Tuve un tío. De nombre Lorenzo. Un hombre de campo, fornido y un tanto huraño que se entendía mejor con los animales que con las personas. En su casa, también de campo, y llena de animales, donde pasé vacaciones en la primera etapa de mi vida, mis asombrados ojos de niño contemplaron esa afinidad en más de una ocasión y con toda clase animales, de granja, de compañía e incluso con algún pájaro.

De entre sus amistades (las de mi tío) tuve el placer de conocer a Perico el cernícalo que solía pasarse a saludar muy de mañana (mi tío me levantaba a las 5 de la madrugada para ordeñar las vacas) eso si, yo debía mantenerme a una distancia prudencial para que él se posara en su hombro. A Lula la graja, esta era mas amigable, incluso se dejaba acariciar por mi (años después la recordé con la milana bonita de Los Santos Inocentes). Lo de su perro Nerón, que así se llamaba, era increíble pero lo dejo para otro día por no alargarme. Baste, por hoy, decir que, Nerón se encargaba todas las tardes de meter a las cabras en el corral y las gallinas en el gallinero.

En fin… que he pensado, viendo la peli, que yo hubiera hecho lo mismo. Bowie. Aquí estoy, amigo, esperándote y, hoy si, hoy sé que vendrás. (Te recuerdo compañero).


Como dice la canción: Odio a las personas que tienen perro en invierno y en verano va a la calle porque sobra

O algo así. Yo no las odio, yo (empleare una expresión muy de moda) YO, LO SIGUIENTE.

Odio, de Revólver

 
Revólver rotulado en ocasiones como RevólveЯ— es un grupo musical español fundado y liderado por Carlos Goñi, quien planteó la formación desde su inicio como un proyecto personal a modo de seudónimo bajo el que ocultar su nombre personal.

1 comentario:

  1. Mientras leo esto tengo en mis rodillas el ordenador y también mi gata de diecisiete años... he compartido con ella más de un tercio de mi vida y no la siento como alguien sustancialmente diferente a mí. Esto siempre fue así, pero este sentimiento se reforzó cuando hace tres años su hermana murió aquí en la casa. Vi cómo se preparaba para marcharse, cómo se despedía, cómo me ayudaba a dejarla ir y viví mi duelo y él de la que sobrevivió.

    Mi tristeza fue enorme pero la suya fue terrible, literalmente comenzó a dejarse morir... al final (después de nueve meses) y como última alternativa, hice algo que nunca pensé hacer: adopté una nueva gata muy joven. Ella nos ha devuelto la alegría...

    Por eso, mientras leo lo que has escrito no puedo evitar asentir (y sigo mientras escucho a Revolver)

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